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Sobre la Fundación
Fundación entre Mujeres (FEM) trabaja en los departamentos es Estelí, Jinotega, Matagalpa y Nueva Segovia, con mujeres campesinas desde hace 20 años en contra de políticas neoliberales y ante la falta de acceso a recursos como empleo, tierra y autonomía de las mujeres. La FEM no trabaja en comunidades indígenas ni con comunidades afrodescendientes, sino con mujeres campesinas que antes fueron obreras agrícolas de las grandes plantaciones de café y tabaco.
Componentes que trabajan:
✓ Empoderamiento económico donde las mujeres participan en cadena de valor de productos como rosa de jamaica y café.
✓ Soberanía y seguridad alimentaria, el rol de las mujeres en cultivos biointensivos y reguardo de semillas criollas.
✓ Educación, donde más de dos mil mujeres han logrado alfabetizarse en educación primaria y segundaria con el objetivo de fortalecer el capital humano y el liderazgo de las mujeres.
✓ Violencia contra las mujeres, algunas defensoras trabajan denunciando las diferentes formas de violencia contra las mujeres de manera itinerante o sea pasando de comunidad en comunidad.
✓ Relaciones de poder en comunidades campesinas y en relación a ecosistema y recursos ambientales, dando a los sistemas de producción agrícola un enfoque agroecológico. Este enfoque respeta las diferentes formas de vida, comenzando por las semillas, se producen alimentos sanos, inocuos y sin deteriorar a los recursos de la naturaleza manteniendo la fertilidad del suelo que es el sustento de la vida diaria de las familias.
Enfoque agroecológico
El rol de las mujeres es concientizarse en el derecho a la alimentación sana. Muchas de ellas utilizan ese tipo de producción sobre todo en los cultivos biointensivos, donde se planifica la producción a mediano y a largo plazo, se elaboran compostas, se hace asociación de cultivos y se planifica la fuente de proteínas, carboidratos y vitaminas que se requiere en esa producción para mejorar la calidad de vida de las mujeres.
Las mujeres hacen compostas, escogen las semillas criollas, recolectan semillas en las comunidades y establecen viveros para la reforestación, consumen la fruta de estación, forman una brigada ecológica donde comparten la recolecta de la rosa de jamaica que es uno de los cultivos que no requiere mucha agua y que ha sido estratégico para la generación de ingresos. Es una manera de enfrentar el modelo hegemónico de los monocultivos que depredan la naturaleza y violentan los derechos de las campesinas, pues no hay diversificación y no brindan el nivel correcto de nutrición a las mujeres, irrespetando al cuerpo como el primer territorio soberano y autónomo de las mujeres. ¿Qué es lo que comen? ¿Cómo repercute en su salud? ¿Es parte de su identidad lo que comen? Así construyen nuevos paradigmas que van desde el poder individual hasta el poder colectivo.
Sobre el Derecho a la tierra vs empoderamiento – ¿La propiedad de la tierra automáticamente empodera las mujeres?
P/ ¿Es suficiente la propiedad o acceso a la tierra para un uso efectivo por parte de las mujeres? ¿Qué medidas complementarias son necesarias para alcanzar esto?
R/ Han habido diferentes debates alrededor del acceso y control de la tierra y cómo la tierra contribuye al empoderamiento. En este contexto, las barreras que impiden a las mujeres acceder a la tierra son complejas: históricas (reforma agraria en América Latina), marcos jurídicos y barreras estructurales patriarcales (roles de género en el hogar donde las mujeres están subordinadas al trabajo doméstico y de cuidado). También políticas globalizadas limitan el acceso a la tierra de las mujeres. Antes la tierra se consideraba una potestad de la familia campesina ahora en el contexto globalizado no hay solamente una apropiación de la tierra sino todo un control simbólico.
Las mujeres que logran tener su tierra generalmente tienen pequeñas parcelas con insuficiente acceso al agua y poca fertilidad de los suelos causados por la cercanía a los grandes monocultivos. En el caso del departamento donde tiene incidencia la FEM, las grandes tomateras y tabacaleras. Muchas mujeres como parte de su proceso de empoderamiento han transitado a sistemas de producción agroecológica. Por ejemplo, más de 100 mujeres asociadas con la FEM cultivan café orgánico pero alrededor de ellas hay monocultivos que están contaminando o haciendo un uso irracional del agua. En cada lugar hay una tensión sobre la tierra. En zonas de minerías o siembra de maní (en el caso de Occidente), en otras zonas palma africana, tabacalera, caña de azúcar.
La tenencia de la tierra cada día se va haciendo más difícil para las mujeres porque el gran sistema alimentario pretende seguir produciendo grandes cantidades de alimentos con transgénicos para poder satisfacer la demanda de alimentación. La tenencia de la tierra presenta nuevos retos y desafíos. En el caso de las mujeres campesinas la tierra es su fuente de empleo, su conexión espiritual, es su fuente de alimento. Es tener un estatus en la comunidad. No es lo mismo una mujer con tierra en la comunidad que una mujer sin tierra pues una mujer con tierra en la comunidad es un sujeto de políticas públicas.
Lo que piden muchos proyectos de desarrollo es que sea dueña de un pedazo de tierra. Las mujeres pueden empoderarse con la tenencia de la tierra pero necesitan otros aspectos: la conciencia crítica sobre la tierra como un derecho, poder manejar su sistema de producción como quieren. Muchos proyectos que promueven el acceso de las mujeres a la tierra hacen uso indiscriminado de químicos y semillas transgénicas, o bien son parte de paquetes de monocultivos. Quieren involucrarlas en grandes agro negocios que perjudican su bienestar. La tierra es clave para las mujeres porque viene a ser parte de su patrimonio, contribuye a la toma de decisiones pues en la familia campesina si las mujeres no son dueñas de la tierra los hombres son los que deciden lo que se debe sembrar. Generalmente, los hombres siembran bajo los sistemas de monocultivo con grandes cantidades de agroquímicos que no garantizan la soberanía alimentaria de las mujeres.
Rol de las mujeres como garantes de la sostenibilidad de los sistemas de vida, no solo como protectora o cuidadora de la tierra
La agroecología es practicada más por las mujeres en las comunidades que por los hombres. Forma parte de una estrategia para hacer frente al cambio climático. Por su rol de cuidado que la sociedad le ha asignado, las mujeres tienen mayores capacidades para la sostenibilidad de los sistemas de producción porque conservan semillas diversas, tratan la tierra en una dimensión más espiritual de conservar la vida. Pero el patriarcado asignó a las mujeres un rol de protectora: cuidadora de semillas, de animales, responsable de proveer los alimentos y el agua para el uso doméstico.
El rol de las mujeres en los sistemas de producción es el de conservar la biodiversidad (miles de semillas están reguardadas por las mujeres campesinas), de conservar las fuentes de agua en vez de derrocharla en sistemas de riego como se hace en los monocultivos. Su rol es de multiplicadora de diferentes formas de vida, de diversificar con varios cultivos que aseguran la alimentación de las familias en vez de dedicarse únicamente a producir un cultivo como por ejemplo el maíz a larga escala. Son garantes de la sostenibilidad de los sistemas de vida en el mundo rural.
Es importante para las mujeres salir del rol que le han asignado de protectoras, cuidadoras de tierra y sujetos vulnerables que necesitan un pedazo de tierra para alimentar a sus familias mientras que los hombres derrochan agua, contaminan y utilizan transgénicos en los monocultivos. Es necesario que el debate involucre toda la comunidad campesina pues hombres y mujeres han sido despojados, empobrecidos, y las jóvenes han sido expulsadas, los sistemas comunitarios han sido destruidos. Es un problema que involucra todo el sistema y requiere un cambio de mentalidad.
Nuevos contextos globalizados y desterritorialización
Los cultivos intensivos de huevos, ganado y otros productos han ocupado buena parte del bosque comunitario, desarraigando a comunidades y familias establecidas por años en esas tierras. La industria de los monocultivos ha venido expulsando a las comunidades de sus tierras porque el objetivo es que las familias campesinas se conviertan más que todo en mano de obra de este tipo de actividad económica. Desde ese punto de vista la tierra está concebida como bien comercializable, incrementando el costo de adquisición o alquiler, por consiguiente, el desplazamiento y desterritorialización de las comunidades afectadas. Por ejemplo, el propietario de un cultivo de tabaco alquila la tierra a familias campesinas y les contrata como mano de obra. En esta nueva dinámica las familias dejan de producir alimentos y entran en el sistema económico de las grandes transnacionales, trayendo consigo la proliferación de supermercados cerca de estas comunidades que ofrecen toda clase de productos y alimentos que no se sabe dónde vienen.
Relacionado con lo anterior, está el caso del agua y los bosques. En cuanto al agua, esta se obtiene de grandes sistemas de riego, afectando a las comunidades ya que las desabastece provocando problemas de salud. Los bosques por su lado empiezan a desaparecer debido a la producción tabacalera y también ganadera, impidiendo a las mujeres la recolección de leña o agua de los charcos que dejan de ser bienes comunes.
Herencia de la tierra por parte de las mujeres y migración
Aunque a nivel familiar se suele privilegiar a los hombres como herederos de la tierra, el movimiento feminista y los procesos de concientización de las mujeres han hecho que más mujeres ahora sean propietarias de tierra. Sin embargo, lo que a veces pasa en las familias campesinas es que se considera la educación para las hijas como una herencia que remplaza la herencia de tierra, que se sigue otorgando a los hijos varones. En Nicaragua, no hay leyes que favorezcan el acceso de las jóvenes mujeres a la tierra, así que los hermanos quedan y siguen trabajando la tierra y las hijas salen a trabajar a las ciudades para poder apoyar con sus ingresos a la familia. Esos son nuevos contextos a los que se están enfrentando.
Relaciones de poder en las comunidades
La FEM inicio el trabajo con mujeres obreras de la tierra. La mayoría de las comunidades donde trabajan están en el corredor seco. Estas comunidades tuvieron muchas pérdidas con el Huracán Mitch y otras afectaciones por deslizamientos de tierra. Han trabajado en colectivos y en cooperativas pues la idea de la FEM es querer mantener la colectividad porque genera una corresponsabilidad en el cuido y manejo de la tierra. Los colectivos son también un espacio de socialización que se puede aprovechar para procesos de concientización. Pero en estos sistemas colectivos entran las relaciones de poder. El sistema entonces ve la tierra como una mercancía, un derecho individual y no colectivo. Esto limita la resistencia de las familias campesinas para hacer frente al despojo, a los grandes monocultivos, o para enfrentarse a políticas públicas que quieren entregar concesiones. Hay limitantes en Nicaragua en las zonas mineras, en las zonas de concesión del canal. También en las comunidades afrodescendientes donde hay muchas personas mestizas e indígenas que quieren despojar a las personas afrodescendientes de sus tierras provocando grandes conflictos.
Procesos de concientización y trabajo en redes
Los procesos de concientización feministas nos enseñaron que si las mujeres no logran elevar su nivel cultural bajo un enfoque de derechos, muy fácilmente no van a poder liderar la toma de decisiones sobre la tierra que sigue estando a cargo del sistema patriarcal.
Los procesos de concientización de que la tierra es un derecho y de que es necesario estar en control de la toma de decisiones sobre los recursos de la tierra tienen que ir paralelos a un nivel de conciencia individual y a un nivel de la conciencia colectiva.
Muchas mujeres pueden tener la titularidad pero no toman decisiones sobre su tierra, por ejemplo, decidir qué van a sembrar y bajo qué sistema.
Construcción del poder colectivo de las mujeres respetando las diferencias y nuevos paradigmas
La apuesta de la FEM es la construcción de un poder colectivo y que el feminismo campesino tenga una visión anti-colonial, antipatriarcal, anticapitalista e interseccional. Es importante no solo mirar las relaciones de poder hombre-mujer, sino también mirar las desigualdades más estructurales, enfrentadas por las mujeres negras, campesinas, lesbianas. También el etnocentrismo y las desventajas a las cuales se enfrentan las mujeres campesinas por tener una educación de menor calidad.
Es importante valorar la sabiduría, la experiencia, los conocimientos campesinos, las semillas criollas y no las transgénicas. Las relaciones de poder se vinculan a los aspectos de etnia, de clase, de todo el sistema. Importante crear nuevos paradigmas de cada pequeño territorio contextualizado. El primer territorio que se apropia este sistema es el del cuerpo por la división sexual del trabajo. Lo que se exige a una obrera agrícola en lo que son cuidados y alimentación, por eso los sistemas agroecológico están vinculados también a la recuperación de la salud y de los diferentes aspectos que sustentan la vida.
Las mujeres están más a favor de los sistemas agroecológicos que son los que son bondadosos para la madre tierra.
En las comunidades trabajan con mujeres adultas, mujeres jóvenes, y con una asociación de jóvenes rurales. También la FEM participa en redes nacionales como el movimiento feminista donde se hacen campañas sobre la no violencia, el enfoque agroecológico y el derecho de las mujeres a la tierra.
Cuando hay feminicidio hay una movilización itinerante para demandar justicia, movilizaciones, foros, procesos de formación para las jóvenes, formación online para que conozcan los principios de agroecología y el feminismo campesino.
P/ ¿Cuál es la situación de las mujeres en relación al acceso de mercados, créditos, toma de decisiones, apoyo familiar y comunitario, acceso a programas de capacitación, TICs y tecnología en general?
•Las Diosas
La FEM apoya el empoderamiento por medio de agro cadenas de las mujeres que empezaron en colectivos y ahora están organizadas en cooperativas. En la actualidad hay ocho cooperativas que producen café, miel de abeja, rosa de jamaica y frutas. Estas cooperativas se organizaron en una estructura de segundo nivel denominada Las Diosas.
Las mujeres cooperativistas están certificadas en comercio justo y producción orgánica. Venden directamente a un comprador de Estados Unidos. Exportan 600 quintales de café y se promueve la venta de café orgánico y rosa de jamaica a nivel local. La rosa de jamaica se utiliza para la producción de vino y mermelada.
También están construyendo pequeños centros de negocios en la ciudad para la venta de todos los productos de las Diosas. Las Diosas venden a nivel local y nacional porque sus productos de alta calidad.
•Diversificación de cultivos y agroecología
En zonas donde el cultivo de café no daba más por el cambio climático algunas mujeres decidieron producir rosa de jamaica para la generación de ingresos. Entre otros productos a base de rosa de jamaica está la mermelada. Toda esta producción se apoya en procesos agroecológicos.
Para promover en las zonas y comunidades este tipo de agricultura alternativa, las mujeres han conformado redes de promotoras agroecológicas donde participan grupos de jóvenes. La idea es de dar capacitación para consolidar el arraigo de estos grupos en el campo, ya que parte de las problemáticas que deben afrontar es la falta de acceso a la tierra y a tierra productiva, también la disponibilidad del recurso hídrico y escasez de agua y alimentos.
Los procesos de formación se ofrecen en línea en temas como cambio climático y feminismo. Uno de los objetivos que las jóvenes puedan replicar estas capacitaciones en sus comunidades.
•Formación y apoyo a la educación
La FEM ofrece un programa de becas para que las mujeres cursen carreras universitarias en agroecología. Sin embargo, las universidades no ofrecen estudios con este énfasis, por lo que FEM sigue trabajando con las mujeres becadas ofreciendo cursos y concientizándolas para que el modelo productivo que implementen sea un modelo que respeta la vida, genere ingresos y produzca alimentos para su consumo.
•Empoderamiento económico
La FEM apoyó a un grupo de aproximadamente cuarenta y cinco mujeres para la adquisición de tierra propia, ya que el gobierno de Nicaragua está entrando en relaciones con las grandes multinacionales para hacer concesiones en detrimento de posibles programas de reforma agraria. El interés de las multinacionales son las tierras con agua y donde hay mano de obra barata.
No es solo una cuestión de generar ingresos sino de que las mujeres adquieran el control y puedan tomar decisiones sobre esos ingresos. El desarrollo de la conciencia en el empoderamiento individual es fundamental. Por ejemplo, en relación con el apoyo de la FEM, si las mujeres optan por continuar sembrando café, la FEM les ayudado a conseguir una nicho de mercado como el del café orgánico, pues el café orgánico certificado tiene más valor que un café convencional. No es solo un asunto de precio (pues el costo del café orgánico es más alto que el del café convencional), sino también del tipo de producción que no deteriore la salud de las mujeres ni afecte a la tierra.
El cultivo biointensivo, como práctica de la agricultura ecológica, es un cultivo que se hace a menor escala en los patios o espacios pequeños con una determinada planificación. En este caso, las mujeres que la practican venden su excedente en las comunidades y no tienen que disponer de dinero para abastecerse de alimentos por medio del mercado.
Otra de las actividades que ha ayudado en el empoderamiento de las mujeres es la apicultura. Doce mujeres se han podido recibir capacitación y adquirir conocimientos en cómo agregarle valor a la producción.
Las diferentes capacitaciones de acuerdo al tipo de actividad, es conforme a la capacidad que hay en cada comunidad. Por ejemplo, en el caso de la rosa de jamaica, las mujeres han recibido capacitación en la calidad del té, la producción de vino y de mermeladas. Algunas mujeres han sido apoyadas por el programa de educación. Otras a través de becas universitarias para realizar estudios con enfoque agroecológico, también en pedagogía y psicología. Uno de los requisitos para optar por las becas es que deben participar en todos los talleres que se dan en sus comunidades sobre formación feminista y economía feminista.
•Promover una visión holística
La FEM tiene también un pequeño fondo para el auto cuido. El crecimiento personal es tan importante como la generación de ingresos y educarse. Apoyar a las mujeres para que sirvan a la causa de las mujeres y no al gran capital. Y si tienen la oportunidad de trabajar en el gran capital que lo hagan desde una conciencia de derechos bajo al enfoque de una económica del cuidado, o sea, tener una responsabilidad de lo que se produce o de lo que se pasa a los consumidores. Como parte de la estrategia existe también un centro móvil de derechos sexuales y reproductivos donde las mujeres mismas se hacen su propio examen de papanicolao y cuidan de su salud.
P/ ¿Cuál es la interacción con otras redes y coaliciones en el tema género y tierra?
R/ Se trabaja conjuntamente con redes nacionales como la Red de Mujeres contra la Violencia, la Red Alianza Semillas de identidad y el Movimiento Feminista, en acciones como: elaboración de propuestas contra la violencia de género y feminicidio (Ley 779 y sus reglamentos), en asuntos de agroecología la conservación de los reservorios de semillas criollas adaptadas al cambio climático, en la demanda de no introducir transgénicos en el país, en la defensa de los derechos de las mujeres que utilizan el sistema de agricultura agroecológica. Con la ENI Nicaragua participan se participa en espacios para resaltar los derechos de las mujeres a la tierra.
Recomendaciones
✓ Es necesario situarse en el territorio en que estás, entender el contexto y ver las desigualdades en un sistema más amplio y globalizado.
✓ Ver a las mujeres como las protagonistas de sus vidas y no como beneficiarias de un bien o servicio.
✓ El concepto de tenencia de la tierra se tiene que re-conceptualizar, tiene que ser manejada como un recurso que es un bien común y no como mercancía■
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Más información sobre la experiencia de la FEM en Agroecología Campesina por la Soberanía Alimentaria y la Madre Tierra,
capítulo LA VIA CAMPESINA CENTROAMERICA: Cooperativa Las Diosas en el norte de Nicaragua, páginas 41 – 47.
Disponible en: https://www.anacaonas.net/agroecologia-campesina-por-la-soberania-alimentaria-y-la-madre-tierra-experiencias-de-la-via-campesina/
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