
Intervención de:
Asociación Servicios Educativos Rurales – SER
Efectivamente, sobre titulación conjunta de tierras, hay avances legislativos en nuestros países sobre la titulación individual, que ahora deben de ir los nombres de ambos cónyuges, pero considero que aún así, por usos y costumbres, el poder de decision sobre la propiedad lo sigue teniendo el esposo.
Respuesta de:
Efectivamente, la titulación conjunta existe en algunas legislaciones y se consideró una adecuada garantía en un determinado momento histórico, sin embargo, la titulación conjunta que obedece a algunos arreglos del derecho civil o derecho de familia en nuestros países, no es suficiente porque a nuestro concepto este es un tema de derechos humanos, entonces, como bien lo dice Raquel, todavía subsisten prácticas culturales de discriminación sobre la toma de decisiones sobre la tierra, sobre la toma de decisiones de qué se produce y, sobre la toma de decisiones de qué se va a hacer con los recursos resultantes del proceso de producción. Esto sin duda sigue pasando y hay que trabajar mucho al respecto, mucho en la formación, en el acompañamiento, en poner de presente estas situaciones.
Existen algunas experiencias de política pública, que han mostrado que trabajar con mujeres rurales permite ese empoderamiento. No es solo YO que aparezco en el título de propiedad, sino que YO tomo decisiones, empezando desde mi cuerpo, hacia mi predio, hacia el territorio o la región mucho más amplia. Por ejemplo, en Colombia, ese tema ha sido muy importante porel despojo de tierras debido al fenómeno paramilitar y sobre el cual no hay un acuerdo final sobre las cifras de las tierras despojadas, se maneja un cálculo de seis a diez millones de hectáreas despojadas. Actualmente, se está desarrollando la Ley de Restitución de Tierras, que implica que las mujeres y los hombres que fueron despojados o abandonaron sus predios por el conflicto armado, pueden regresar a sus predios y que este sea formalizado para su devolución.
Lo que se ha encontrado a partir de este trabajo es que las mujeres no siempre conocían cuál era la extensión de la finca que era de ellas, ese era un dato que conocían los hombres. Tampoco sabían de los papeles que garantizaban la propiedad de la tierra. Lo anterior, sin duda es un asunto cultural. A mi parecer, una respuesta de lo cultural nos tiene que obligar atrabajar en acciones de política pública.
Algunos elementos base de lo que puede ser una política pública adecuada para los derechos de las mujeres rurales y el tema de lo cultural:
– Existe desde la sociedad civil, desde el Estado, desde la empresa privada, una discriminación hacia las formas de vidas campesinas que se miran como un atraso en nuestros países. En los últimos años, por el fuerte crecimiento urbano que se viene dando en muchas capitales de la región, lo campesino, lo indígena, lo afro, lo que está atrás.
Esta visión que parece un problema de cultura política, fue básicamente dirigido desde políticas públicas que fomentaron la agroindustria, el empresario, como el que trae el desarrollo en el campo.
– Sin embargo, con también con política pública se podría reversar esta cultura de discriminación y promulgar una conciencia nacional y latinoamericana respecto a la importancia de la producción campesina en términos de lo que consumimos, la importancia para nuestra salud de apoyar los proyectos de producción limpia en el campo, y la importancia de garantizar el derecho a la tierra y el territorio. Y la territorialidad de estas comunidades y particularmente de las mujeres rurales como una garantía para los que habitamos en las ciudades.
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